Un exvoto íbero es una ofrenda que los devotos hacían a sus dioses; se depositaban en santuarios o lugares de culto normalmente enclavados en cuevas junto a fuentes y parajes abruptos. Consistían en figurillas representando personas o animales, armas, alimentos, etc.

Los íberos solían representar a sus animales domésticos o a los asociados a la guerra como el caballo para propiciarles algún bien o curación. Las ofrendas de exvotos en forma de caballo son muy frecuentes en los santuarios ibéricos (siglos V a III a.C.)

El original aquí reproducido fue hallado fortuitamente en el yacimiento ibérico “Els Castellans” ubicado entre los términos municipales de Calaceite y Cretas (Teruel).

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